Tía Rosita de visita en "El Sitio". Verano de 1966
La tía Rosita era una persona de gran carácter
como a todos les consta, en particular a alguien como yo, al que las
circunstancias le hicieron estar más cerca y más tiempo junto a ella que la
mayoría de sus sobrinos.
Sobre una
vida extensa se puede decir muchas cosas y no es fácil resumir. Ella vivió en
el mito de contar con una gran familia, por lo numerosa y porque si esto es así
se supone que siempre habrá personas afines y cercanas, pero eso no alcanzó a
cumplirse porque sus hermanas murieron
antes y el resto creo, más o menos, no estuvo a la altura de sus expectativas.
Ella luchó hasta el final por que las cosas fueran
como quería y aún con su mente confundida
mantuvo la misma valoración sobre hechos
y personas.
A través de
estos años, fui testigo de sus cualidades y contradicciones y blanco de su
ira algunas veces, pero en la mayoría de
las situaciones logramos consenso y bienestar mutuo lo que supone tolerancia
entre personas no particularmente afines.
Se va
la tía Rosita que siempre fue una parte de mi vida cotidiana mientras he vivido en Valdivia.
Espero y
deseo que ella haya encontrado la paz.