domingo, 10 de febrero de 2013

Segunda Excursión al Río Cutipay



 
Ya entrado al camino tienes esta vista 
 
 
 
 
 El grupo de árboles a la izquierda
 fue la meta alcanzada en la primera excursión
 y la de ahora el pastizal con la plantación de pinos, en rigor no más de 1 km. de avance
 
 

 
El  objetivo es llegar a la montaña del fondo,
 es decir se puede llegar a Calfuco o a los Pellines.
 
 
 

 
 La vista que voy dejando atrás
 

 
Hasta aquí llegue, luego de comprobar
 que el sendero no continua al borde de la ribera
 
 

 
Las dos últimas casas, al parecer de de los dueños de los terrenos a esta altura,
no ví a nadie, pero ellos probablemente me vieron.
 
 
 
 

 
Uno de los portones que hay que pasar por el sendero,
les llamaría portones de respeto, porque eso es lo que se siente al franquearlos.
 
 
 
 
 
 
 
 
Un minuto de excursión 
 
 

Hola a todos

El verano cobra sentido si uno gasta el día en una buena excursión.

Después de la primera a la rivera del Rio Cutipay, sabía que vendría otra porque del trayecto que me había propuesto calculaba que me quedaba al menos la mitad.

 Tenía que contar con varias horas, pero pensé que bastaría con una tarde completa ahora que los días son aún largos. Creí también que bastaba con salir un par de horas antes del peak de calor, que normalmente va de 4 a 6 de la tarde. Por tanto comencé la marcha a las 13 hrs.

Con lo que no contaba era que la vez anterior había venido en primavera y ahora la temperatura era mucho mayor, sobre todo porque en esta área se produce un cañadón que conserva el calor y si al lado del mar la temperatura era 26 grados aprox., aquí la sensación térmica era claramente de más de 30…

La no continuación del sendero al borde de la rivera, el cerco junto a la plantación de pinos y la temperatura fueron la causa de no poder avanzar más. Siendo realista había rebajado mis expectativas de llegar esta vez a la meta Calfuco (mar) o  Los Pellines (montaña) sí contaba con llegar al menos hasta el astillero al fondo del Río.

Al regresar un trabajador me decía que había llegado justo hasta el cerco de la familia Jaramillo ( los constructores de embarcaciones) y que ese era el único cerco (no uno de varios como pensé) y que  ellos me habrían dicho por donde seguir.

En esta excursión  el calor se convirtió en lo decisivo y pese a que buena parte del trayecto se hace a la sombra, bastaba con pocos metros al sol para hacer insoportable la marcha. Traté de ser prudente y descansaba a menudo, bebí toda el agua que llevé, mojé polera y camisa y refresqué la cabeza en los arroyos.

De vuelta al puente Cutipay  tomé la micro de regreso a Niebla. Era más temprano de lo que había calculado para volver y pensé que tenía tiempo para hacer algo más… Me bajé en la fería costumbrista y me tomé dos vasos  de mote con huesillo, ahí recién  me di cuenta que había gastado toda mi energía… Para no extenderme en detalles diré que al día siguiente  no salí ni al patio.
 Ig